El compañero de cuatro patas que marca el rumbo
Koru tiene 6 añitos de edad.
Su raza? Cruza de calle con vereda 🤣 -como si el destino ya le hubiera marcado el rumbo: libre, curioso y con alma de explorador.-
Su nombre? viene del maorí (nativos de Nueva Zelanda): koru significa espiral de helecho joven, símbolo de crecimiento, nuevos comienzos y armonía.
Y eso es exactamente lo que trajo a mi vida: movimiento, equilibrio y una calma que se siente en el pecho.

Siempre en movimiento
Desde chiquito mostró lo que venía a ser: un compañero leal, alegre y siempre listo para la aventura.
Le gusta correr, nadar y perderse entre árboles o senderos.
Ama andar en auto y en moto, el viento, los campings y cualquier lugar donde el cielo se vea grande.
Tiene esa energía que no se gasta, la de los que viven en presente.
A los tres meses ya conocía Mendoza.
Después, la playa.
En 2023 nos separamos por un año —yo me fui a Australia, él se quedó—, y aunque fue duro, fue como el koru: una vuelta más en la espiral, un tiempo para crecer y entender que la distancia no desarma lo que es verdadero.

De vuelta al camino
Ahora volvimos a estar juntos, y a compartir mates, caminos, atardeceres y lunas llenas juntos.
Cada día se siente como un reencuentro.
Koru es mi amigo. Mi compañero de todo.
El disfrute entre los dos es casi perfecto.
Nos conocemos y entendemos sin hablar.
Si nos tenemos, hay paz.
Me sigue.
Lo sigo.
Andar juntos es lo más lindo que hay.


Lo que viene
Caminos que todavía no pisamos.
Pensar en los viajes que se vienen —la ruta, las montañas, los ríos, el viento— me emociona.
Porque sé que vamos a vivirlos juntos, como siempre: sin apuro, sin miedo y con el corazón adelante.
Koru no es solo mi perro.
Es la certeza de que no estoy solo en este sueño, y el recordatorio de que la vida se renueva cada vez que uno se anima a empezar de nuevo.
🧭 Por Pepe — Buenos Aires, primavera 2025